En todo vehículo, el sistema de lubricación, como su nombre lo dice, se encarga de lubricar los componentes internos del motor, para así evitar su desgaste y deterioro prematuro. Así mismo, refrigera, limpia, protege de la corrosión y amortigua los ruidos internos.
El lubricante dentro del motor está en contacto directo con las superficies metálicas que se encuentran calientes, tales como en la zona de los anillos del pistón, el cigüeñal, o el eje de levas, entre otros. Los cuidados del sistema de lubricación son sencillos, basta con respetar siempre los intervalos de mantenimiento de este y conservar un nivel de aceite adecuado.
Componentes del sistema de lubricación
El sistema de lubricación tiene cuatro componentes principales: El primero es el aceite del motor, los lubricantes Mobil™ (link: productos1.html) ofrecen una variada gama para todo tipo de motor, este ayuda a su correcto funcionamiento, evitando la fricción y prolongando su vida útil.
El segundo componente es la bomba de aceite. Esta se encarga de enviar el lubricante desde el depósito (cárter), a través de los conductos internos del motor, llegando a todos los puntos donde hay movimiento y fricción, siendo necesaria la lubricación.
Por su parte, el tercer elemento es el filtro de aceite del motor, este se encarga de retener todas las impurezas y partículas contaminantes que el lubricante encontró a lo largo de todo su recorrido por el motor.
El cuarto componente, pero no menos importante, es el depósito de aceite, también llamado cárter. Este se encarga de almacenar el aceite del motor, además de funcionar como un disipador del calor, es decir enfría el lubricante.
Funcionamiento y tiempo de uso
La bomba de aceite varía según cada fabricante, aunque todas cumplen con la misma función, enviar la suficiente cantidad de aceite, incluso cuando este se encuentre a bajas revoluciones. La velocidad de la bomba está ligada a la velocidad del motor. Cuanto más rápido gire este último, la bomba también funcionará más rápido para enviar más aceite. Para esto, cuenta con una válvula de sobrepresión interna.
En cuanto al filtro de aceite, este solo se puede usar una vez, no se limpia para re usarlo, sino que se desecha y se reemplaza cada vez que uno cambia el aceite. Los intervalos de cambio varían según la recomendación del fabricante y el tipo de lubricante, lo convencional es que se cambie cada 5 mil kilómetros en el caso de los minerales, cada 7,500 los semisintéticos y 10 mil kilómetros en el caso de los aceites sintéticos. Sin embargo, siempre es bueno seguir la recomendación del fabricante del vehículo.
Cuidado con las fugas
Las pérdidas de aceite se deben muchas veces a alguna rajadura o grieta en el cárter, producto de un golpe por haber pasado mal sobre un rompemuelle o bache. En caso que la fuga sea mínima, esta se puede detectar revisando debajo del auto si se han dejado pequeñas manchas de lubricante.
Si por el contrario la rajadura es grande, el vehículo se podría quedar sin lubricante en pocos minutos. Esto lo notará porque primero se encenderá en su tablero la señal de advertencia de baja presión de aceite. Si sucede esto, lo recomendable es detener y apagar el vehículo de inmediato, para así evitar daños graves en el motor. Una vez apagado, revise el estado del cárter. Si encuentra una fuga, no encienda el motor, llame a una grúa o busque cómo remolcar su auto hasta un taller donde reparen el problema.
